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    Roya parda

Roya parda en el centeno

(Puccinia recondita f. sp. recondita)

Relevancia

La enfermedad más importante en el cultivo de centeno es la roya parda. Incluso cuando aparece en etapas tardías de desarrollo, puede provocar grandes pérdidas de rendimiento. Además del rendimiento del grano (número de granos por espiga y peso de mil granos), la infección por roya parda también afecta a la calidad del grano, por ejemplo, reduciendo el contenido de proteínas. Las infecciones de otoño reducen la resistencia al invierno y aumentan la sensibilidad a infecciones secundarias.

Principales síntomas

Las pústulas ovaladas, de color marrón óxido con contenido en forma de polvo (depósitos de uredosporas) aparecen en el anverso de la hoja y, en cierta medida, también en las vainas de las hojas, los tallos y las cascarillas. Las pústulas de roya parda a menudo están rodeadas por un halo de color claro. Poco antes de la madurez, se forman depósitos de esporas invernales de color más oscuro (depósitos de teleutosporas), que están dispersos y cubiertos por la epidermis de la hoja. La roya parda requiere una planta hospedadora viva durante todo el año para su nutrición y multiplicación. El patógeno pasa el invierno en forma de micelio o uredosporas en cereales espontáneos o de invierno. Para que la infección se propague, la roya parda requiere abundante calor y humedad. Los días soleados a 20 - 26°C y las noches cálidas (15°C) con formación de rocío o precipitaciones al atardecer son ideales para el desarrollo. El tiempo de generación desde el inicio de la infección hasta la formación de los depósitos de uredosporas en especies sensibles es de 140 grados-día, es decir, a una temperatura media de 15°C aparece una nueva generación de esporas después de solo nueve días.